-global se ha atascado. Las ventas han colapsado y la confianza es baja. Las compañías de autos se están dirigiendo a los gobiernos por ayuda. Pero, aún sin las presiones de una recesión global, el sector estaría en problemas. Este necesita reducir empleos, que desgraciadamente necesitan ser eliminados. Para los gobiernos intentar prevenir este proceso sería una cara insensatez.
La reducción de las compras de autos fue la primera señal de problemas económicos. Los consumidores se resisten a comprar carros nuevos cuando ellos temen por sus empleos. ¿Quiénes desean un gran desembolso cuando aún a los cacharros viejos se les puede dar una nueva oportunidad con un rápido afinamiento y el uso juicioso de cinta adhesiva? En la recesión de los 90, las ventas de autos en Reino Unido cayeron por cerca de un tercio.
Las cifras de ventas actualmente han estado cayendo precipitadamente por algunos meses alrededor del mundo; las ventas de autos europeos en noviembre fueron un cuarto más bajas que en el mismo mes en el año pasado. Los fabricantes automovilísticos son como resultado de hacer cola para conseguir ayuda del gobierno; el gobierno de E.U. ha rescatado a General Motors y a Chrysler con un préstamo a corto plazo de $17.4 millardos, mientras las ramas locales de los gigantes de Detroit han sido respaldadas por los gobiernos de Canadá, Suiza y España.
Pero, mientras los fabricantes automotrices tienen problemas cíclicos, sus quiebras subyacentes son estructurales. Ellos no sólo están en problemas a causa del temor del público que se resiste a gastar su efectivo y a no comprar vehículos, sino a causa de que ellos están todavía dispuestos a fabricar muchos más vehículos. En el mundo, los fabricantes necesitan recortar tanto el personal como la producción. El mercado de vehículos está saturado. En el 1971, cerca de la mitad de todos los hogares de RU no tenían acceso a un vehículo, pero más familias ahora tienen mejor dos carros que ninguno.
La sobrecapacidad ha sido grandemente reconocida dentro de la industria: las encuestas de ejecutivos de compañías de vehículos muestran que ellos han estado recortando la producción por algunos años. Aún en una dolorosa depresión, los políticos no podrían pararse a mitad del camino de este proceso.
Fuente: El Hoy
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