
Julio César Rivera, un antiguo guerrillero ecuatoriano, vive feliz en Estados Unidos, con toda su familia. Pero que nadie le busque bajo esa identidad, porque los norteamericanos le proporcionaron una nueva, otorgaron residencia a su entorno más cercano y les trasladaron a todos a una ciudad cuyo nombre nadie revela, para que disfrute con los suyos el millón largo de dólares que le pagaron.
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